martes, 2 de junio de 2015

No sé si soy solo yo, pero me entristece cuando veo por la calle niños pequeños con un móvil o un aparatejo de juegos tecnoógicos y pasan tanto tiempo "entretenidos" con esto que van creciendo sin saber lo que es jugar, correr, mancharse y sobre todo mostrar a mamá o a papá el logro en la aventura de trepar a un árbol, saltar un charco y cosas tan sencillas que les ayudan a liberar energía y no a colapsar las neuronas.

Pues bien pensando en todo esto he decidido hacer un viaje al pasado y rescatar un juego muy divertido, cuando la imaginación nos llevaba a Oeste y nos convertía en vaqueros o indios corriendo a todo galope con nuestro caballito.



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